El pasado miércoles 30 de octubre, más de 30 profesionales de la comunicación y directivos de empresas andaluzas compartimos espacio y tiempo, en el Instituto Internacional de San Telmo con motivo de la presentación de Dircom Andalucía, lo que será la delegación territorial de la Asociación de Directivos de Comunicación de referencia en España, que aglutina actualmente a más de 800 asociados y durante el año anterior logró congregar en sus eventos la friolera cifra de cerca de 2000 comunicadores.

Si bien comenzaba y destacaba que directivos y comunicadores compartíamos mismo contexto, no era en vano, puesto que a los que nos dedicamos a esta profesión nos cuesta acceder al empresariado, hacerles entender el valor estratégico de nuestro trabajo, convertir gasto en inversión y quizás pudiera ser que aún nos falta afinar en cuestión de lenguaje, ¡vaya paradoja pensaréis! Y es que ya estamos en ‘era’ de convertir los intangibles en tangibles, hablar de métricas en comunicación y reputación y en definitiva, de números, dominar el lenguaje financiero. Así lograremos estar en los consejos de Dirección, no hay otra compañeros/as, lo cual no me digáis que no sigue haciendo de esta profesión algo apasionante, llena de retos.

Esto es lo que me encontré junto con el resto de asistentes cuando me disponía a aprender de José Manuel Velasco y su conferencia que tuvo lugar dentro del acto de presentación: “Comunicar para la internacionalización”. Una comunicadora expectante a recibir herramientas y acciones tácticas, me descubrí tremendamente sorprendida ante el panorama global mostrado por el presidente de Dircom y actual Directivo de Comunicación y Responsabilidad de FCC.  Para ser un estratega hay que tener nociones de psicología social, sociología, demografía, economía… Ahora recuerdo divertida, eran asignaturas que cursé en mi licenciatura y que por aquel entonces me pregunta para qué servirían. ¡Voilá! Mi trayectoria empresarial  y las personas que me voy topando me van dando las respuestas.

Ante tendencias contradictorias nos hallamos. Avance de la ciencia y sus adeptos pero también de las religiones y los fundamentalismos; apostamos por la globalidad pero sin embargo políticamente se atajan situaciones desde el más puro localismo; contamos con más información pero no necesariamente estamos más informados, ¿os suena verdad? La llamada era de la “infoxicación”;  las informaciones efusivamente positivas sobre nuestras posibilidades de acceder a los Juegos Olímpicos; Julián Assange, ¿héroe o villano?; seguimos siendo tribales, nos asociamos pero todos queremos nuestros 15 minutos de gloria, fenómeno blogger… Y de cosecha propia añado: el llamado empoderamiento femenino podría ser visto como lobby que particularmente creo que lo es, sin embargo, la cuestión de género podría tener otras lecturas como las de Eleanor Tabi, “same behaviour, different interpretations”, cómo los estereotipos de género son nocivos para el descubrimiento de nuevos talentos. Cada mujer no es igual a otra, tratarnos bajo roles y etiquetar lo que diremos, haremos y pensaremos solo porque pertenecemos a un colectivo es disminuir nuestras posibilidades como empresa, organización o incluso país para ser más competitivos. En la gestión de la diversidad está la diferencia. Tabi añade: “El 30% de representación femenina en las cúpulas directivas empezará a marcar la diferencia”. Mira su speech aquí.

Seamos curiosos, conozcamos los temas que se tratan en la Agenda Global. Particularmente, me gustaba una declaración de Velasco que decía: “hace algunos años ser sostenible era innovador, hoy ya tienes que serlo”, de lo contrario las empresas no estarían atendiendo a lo que ocurre en los mercados.

¿Y qué marcan las agendas de la comunicación internacional? En esta ocasión fue Sebastián Cebrián, director general de Dircom, quien hizo alusión al Mandato de Melbourne, cuyas conclusiones han marcado el próximo encuentro global de comunicadores que tendrá lugar en Madrid en 2014. Pincha aquí para saber más. Complejo papel el que se nos asigna a los dircom, “definir y conservar el carácter y los valores de la organización, construir una cultura de escucha y promover los comportamientos responsables”. Toca trabajar a modo de agitadores de las conciencias en las organizaciones, cual Pepito Grillo, como comenta animadamente José Manuel Velasco en uno de sus post (ver aquí), y además, con el añadido de ser menos protagonista que el personaje de cuento. “De hecho, la gran virtud de los grillos es que cuando cantan no se les ve, pero se les siente”, concluye Velasco. Y así con  moraleja y todo, doy por finalizado este post. Y colorín colorado…